Salud
Dos vasos al día de este tipo de bebida aumentan un 54% de riesgo de cáncer
Una nueva investigación ha detectado una fuerte asociación entre el consumo de alcohol y los cánceres de boca, colon, estómago y garganta.
En los últimos años, varios estudios han demostrado que existen pruebas científicas sólidas que apoyan la relación entre el consumo de alcohol y el cáncer.
Y ahora, una nueva investigación refuerza: incluso el consumo moderado de alcohol puede aumentar el riesgo de cáncer, especialmente de boca, garganta, estómago e colon.
El estudio, publicado en el periódico Cancer, indica que el consumo diario de un vaso y medio de vino (177ml), una lata y media de cerveza (500ml) o menos de un vaso de whisky (35ml) durante 10 años aumenta el riesgo de cáncer en un 5%.
Ya que quien consume dos bebidas de cualquier tipo al día durante 40 años está un 54% más propenso a desarrollar la enfermedad.
«Una bebida al día no es un gran riesgo. Pero beber demasiado durante largos periodos de tiempo puede ser peligroso. Por mucho que nos guste beber, tenemos que pensarlo dos veces», comentó el profesor y líder del estudio Masayoshi Zaitsu, de la Universidad de Tokio, en Japón, al periódico The New York Times.
El estudio
Para llegar a estos resultados, los investigadores japoneses analizaron los hábitos de consumo de 63.232 pacientes que padecían cáncer en Japón. Todos los participantes respondieron a cuestionarios sobre el consumo de alcohol y cuántos años han estado bebiendo.
Tras descartar otros factores de riesgo para el tumor, como el tabaquismo, la hipertensión, la diabetes y la obesidad, el equipo encontró una fuerte asociación entre el alcohol y el cáncer de boca, colon, estómago y garganta.
A pesar de los resultados, los científicos resaltan que el estudio tuvo factores limitativos. Los datos sobre consumo de alcohol, por ejemplo, se basaron en autorrelatos y, por lo tanto, no son totalmente fiables. Tampoco fue posible controlar otros factores de riesgo de cáncer, como el historial familiar de enfermedad, dieta o actividad física.
Otra limitación importante está relacionada con la población investigada. Los japoneses tienen una mayor prevalencia de variaciones genéticas que los hacen más lentos en el metabolismo del alcohol, por lo que los resultados pueden no ser aplicables a otras poblaciones.