Vida y Estilos
Vitamina D: ¿deberíamos (o no) tomar suplementos?
Esencial para la salud, la vitamina D se obtiene a través de la exposición al sol y la ingesta de algunos alimentos, pero para satisfacer las necesidades diarias, puede ser necesario un suplemento.
La deficiencia de vitamina D es frecuente en todo el mundo. Se Verifica con mayor frecuencia cuando la piel no está expuesta a una cantidad suficiente de luz solar que permita que la acción de los rayos ultravioleta pueda sintetizar la vitamina D que nuestro organismo necesita.
O cuando por alguna razón el cuerpo no puede absorber o convertir la vitamina D en una vitamina D activa. Algunos alimentos, como el pescado graso, como el salmón, la yema de huevo, la leche o el aceite de hígado de bacalao son fuentes de vitamina D, pero es la exposición al sol la responsable del 80-90% de la vitamina que el cuerpo recibe. La alimentación por sí sola rara vez proporciona una cantidad suficiente de vitamina D para prevenir la deficiencia. Incluso un alimento rico en vitamina D, como el salmón, contiene solo el 6.85% de los requerimientos diarios de vitamina D por cada 100 gramos.
Una de las principales funciones de la vitamina D, y quizás la más conocida, es ser responsable de regular el metabolismo óseo y el desarrollo y mantenimiento saludables de los huesos y los dientes. Cuando hay deficiencia de vitamina D, el cuerpo absorbe menos calcio y fosfato. Si no hay suficiente calcio y fosfato disponible para mantener los huesos sanos, la deficiencia de vitamina D puede causar cambios que se traducen en un debilitamiento de los huesos, con debilidad y dolor muscular y óseo, lo que lleva a la fragilidad ósea y la osteoporosis.
Los síntomas de la falta de vitamina D
A menudo son sutiles y resultan de la interferencia de esta vitamina en la función de los diferentes órganos y sistemas orgánicos. Una mayor susceptibilidad a infecciones, cansancio fácil, dolores óseos y fracturas frecuentes, depresión o cambios de humor son algunos de los signos que pueden indicar falta de vitamina D.
Pero el papel de la vitamina D en la salud no se queda aquí. Además de desempeñar un papel importante a nivel muscular, la deficiencia de vitamina D también puede estar relacionada con un mayor riesgo de infarto, enfermedad coronaria e insuficiencia cardíaca, así como alteraciones del sistema inmunológico, deterioro cognitivo y depresión. En cuanto al tracto respiratorio, son muchos los expertos que defienden su importancia en la prevención de algunas infecciones.
Las causas de la deficiencia de vitamina D
La causa más común de deficiencia de vitamina D es la exposición inadecuada al sol, pero ciertos trastornos también pueden causar esta situación. Ocurre con mayor frecuencia entre personas mayores, personas que viven en instituciones o hogares de ancianos o con enfermedades crónicas. La discapacidad también es más pronunciada en invierno, o en las personas que dejan sus cuerpos cubiertos, como las mujeres musulmanas. La edad también reduce la cantidad de esta sustancia que puede ser absorbida por el intestino. También el uso de algunos medicamentos y la ingesta de bebidas alcohólicas pueden dificultar y o incluso impedir su absorción o conversión de la vitamina D en una forma activa. Ciertas enfermedades renales y hepáticas interfieren con esta conversión.
Hoy se sabe que la exposición al sol es importante para garantizar niveles adecuados de vitamina D en el cuerpo, ya que la alimentación por sí sola no es suficiente para satisfacer las necesidades de este nutriente. Sin embargo, la combinación de ambas no siempre permite garantizar los niveles necesarios. Esto se debe principalmente al hecho de que las personas no toman suficiente sol, incluso cuando viven en países muy soleados, derivado de los cambios actuales en el estilo de vida, las campañas de protección contra el cáncer de piel y el aumento de la prevalencia de la obesidad.
Desafortunadamente, alrededor del 80% de las personas que viven en las ciudades carecen de vitamina D. Esto se debe a que los hábitos han cambiado y las personas pasan grandes períodos de tiempo en lugares cerrados y no se exponen al sol. Por otro lado, las personas obesas, debido al estigma social, a menudo evitan exponer el cuerpo al sol. En comparación con los países con menos sol, Portugal tiene muchas menos personas que toman suplementos de vitamina D, una práctica frecuente en los países nórdicos.
Algunos expertos recomiendan que los brazos y las piernas, o la cara, los brazos y las manos deben estar expuestos a la luz solar directa durante 5-15 minutos, al menos tres veces a la semana, pero las personas con la piel más oscura o mayores pueden necesitar una mayor exposición a la luz solar. Sin embargo, la exposición prolongada al Sol conlleva un mayor riesgo de cáncer de piel y no debe recomendarse. Muchos estudios refieren que los protectores solares pueden inhibir la activación de la vitamina D hasta en un 95%, pero los dermatólogos mantienen su uso como imprescindible.
Incluso en los países de sol como Portugal, la deficiencia de vitamina D es elevada, siendo menos previsible combatir el déficit por la exposición solar que por la toma de suplementos, sobre todo en el caso de los obesos, personas con enfermedades crónicas, como las autoinmunes o cardiovasculares y los ancianos.
¿Debo hacer suplementos diarios o mensuales?
Los suplementos de vitamina D son especialmente importantes para que las personas puedan alcanzar sus niveles hasta las dosis actualmente recomendadas, incluso en países con gran exposición al sol.
Las dosis diarias para ingesta alimentaria recomendadas de esta vitamina varían de acuerdo con la edad, recomendando los datos más actuales dosis para adultos entre los 800-1000 UI / día y ancianos hasta 2000 UI / día, siendo que la suplementación, para alcanzar niveles adecuados, puede tardar 6-8 semanas.
Actualmente hay disponibles en el mercado varios suplementos que difieren esencialmente en la forma de presentación y el número de unidades de vitamina D que poseen. La vitamina D existe en suplementos orales (tabletas, cápsulas, aceites), el más importante es la dosis administrada. La dosis se puede administrar diariamente, semanalmente o realizar una sola dosis mensual equivalente. La dosis mensual tiene el beneficio de la comodidad posológica, menos medicamentos tomados diariamente, manteniendo los niveles diarios necesarios sin riesgos adicionales de acumulación. Nuestro organismo tiene reservorios de vitamina D que sintetiza en función de las necesidades de vitamina D activa.
El consejo médico es importante para identificar si existe riesgo de deficiencia de vitamina D, dosis recomendada y cuando es necesario realizar exámenes para el control del tratamiento.
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