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El calcio, uno de los grandes déficits alimentarios en Argentina

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Según un estudio realizado por investigadoras de la UNLaM y del CONICET, las mujeres mayores de 65 años tienen consumos de calcio insuficientes y esto impacta en su salud general. Las especialistas indican que los lácteos no son la única fuente alimenticia que permitiría revertir esta situación.

Magalí de Diego (Agencia CTyS-UNLaM) – Desde la infancia, se pueden escuchar diversas frases que destacan la importancia de consumir leche, comer queso o yogurt para, como decían las abuelas, “tener huesos fuertes y crecer mucho”. Si bien el consejo es válido, muchos otros alimentos -como el brócoli, la coliflor o las naranjas- son muy ricos en calcio. En tanto, investigadoras de la UNLaM realizaron una investigación junto con el CONICET para analizar los niveles de este nutriente en mujeres mayores de 65 años.

“En el imaginario social el calcio está fuertemente asociado a los primeros años de vida y a los lácteos. Sin embargo, es necesario en todas las edades y también es relevante saber que este nutriente se puede obtener calcio mediante diversos alimentos”, destacó Dana Watson, Licenciada en Nutrición y docente de la Universidad Nacional de La Matanza (UNLaM).

Watson agregó que “el calcio es un nutriente clave ya que interviene en el crecimiento, la coagulación sanguínea, la contracción y relajación muscular, la transmisión nerviosa y la permeabilidad de las membranas celulares, entre otras”. Sin embargo, a pesar de su relevancia, el calcio es una de las deficiencias más importantes en las dietas de los argentinos.

“En un estudio exploratorio que llevamos adelante desde el Instituto de Inmunología, Genética y Metabolismo del CONICET en la ciudad de Buenos Aires, pudimos comprobar que el consumo diario es insuficiente en mujeres mayores de 65 años ya que, mientras la cifra recomendada es de 1200 mg, ese grupo sólo consume 838 mg en promedio”, detalló la doctora Graciela Brito, Coordinadora de la carrera de Nutrición de la UNLaM, cuya tesis doctoral fue realizada en el INIGEM-CONICET.

Asimismo, según la primera Encuesta Nacional de Nutrición y Salud (ENNyS), las mujeres y las niñas parecen ser las más afectadas por esta problemática. “Este relevamiento mostró que las niñas y mujeres de entre diez y 49 años del país no logran alcanzar la ingesta de calcio diaria recomendada”, advirtió Brito. Los datos cuantitativos de la segunda ENNyS no están aún disponible, pero, la información disponible hasta ahora, nos hace predecir que la situación de este nutriente se mantiene.

“La principal forma de cubrir la ingesta de calcio -señaló la doctora en nutrición- es la alimentación diaria y los requerimientos varían de acuerdo con las diferentes etapas de la vida, siendo importante su incorporación en todas las edades”.

“Mientras que, por día, un niño de 9 a 13 años o una mujer de más de 65 años puede precisar entre 1200 y 1300 mg, una persona de 19 a 30 años requiere sólo 1000 mg”, ejemplificó la investigadora a la vez que remarcó que, a partir de los 50 años, las mujeres comienzan a requerir una ingesta mayor de calcio que los hombres. En el embarazo hay que prestarle especial atención a este nutriente por sus importantes funciones en el crecimiento del bebé.

Los lácteos no son la única opción

Muchas son las formas de cumplir con nuestra cuota de calcio diaria. “Los lácteos no son la única fuente alimentaria de este nutriente. Si bien las Guías Alimentarias para la Población Argentina recomiendan tres vasos de leche porciones de lácteos por día para cumplir con la cuota de calcio necesaria, contamos con otras alternativas”, remarcó Watson en diálogo con la Agencia CTyS-UNLaM.

“Por ejemplo, -continuó la nutricionista- si molemos las semillas de amapola y de sésamo obtendremos acceso al calcio que tienen en su interior. El brócoli, la coliflor, los porotos alubia, los higos deshidratados, las naranjas, el tofu fortificado, las almendras o el kale, también son alimentos que pueden aportarlo”.

Además, la especialista aseguró que, para mejorar la absorción del calcio y el posterior almacenamiento, hay algunos trucos que se deben considerar. “Reducir el agregado de sal a las comidas, disminuir el consumo de cafeína y de alcohol, tener valores adecuados de vitamina D en sangre y realizar ejercicio físico que implique contracción muscular va a ayudar a fijar el calcio en los huesos independientemente de si proviene de fuentes animales o vegetales”, destacó Watson.

En cuanto al uso de suplementos de calcio, las investigadoras recomendaron la consulta médica, incluso aunque sean de venta libre. “Siempre se deben consumir bajo prescripción médica, ya que hay muchos factores que considerar. Aunque la evidencia disponible hasta el momento es insuficiente, algunas investigaciones sugieren que puede haber una relación con enfermedades cardiovasculares”, alertó Brito.

“Es muy importante pensar la salud de manera preventiva. En este caso, hay que controlar el nivel de vitamina D en sangre -ya que esta favorece la fijación del calcio en los huesos-, alimentarse correctamente y realizar actividad física frecuentemente”, concluyó la Coordinadora de la Licenciatura en Nutrición de la UNLaM.

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