Venezuela exporta malaria y enciende alerta internacional

Médicos en estudio fueron amenazados de prisión y milicias destruyeron laboratorios.

Los problemas de salud pública siguen persistiendo en la región. Uno de ellos tiene que ver con la crisis humanitaria en Venezuela y el impacto que ya tiene en el aumento de las infecciones por malaria, dengue, zika y la enfermedad de Chagas.

La alerta viene de un reciente estudio publicado en la revista científica The Lancet sobre enfermedades infecciosas. Algunos de los brotes y epidemias ya avanzan más allá de las fronteras venezolanas, llegando a países como Brasil y Colombia, y los investigadores piden que la OMS (Organización Mundial de la Salud) declare la situación como una emergencia de salud pública de preocupación internacional.

Hay razones de sobra para temer que la situación se vuelva incontrolable, con vistas al resurgimiento del sarampión, la difteria y el aumento continuo de los casos de malaria en la región.

El dengue se quintuplicó entre 2010 y 2016, alcanzando una media de 211 por cada 100 000 personas, y los brotes de chikungunya y zika tienen un gran potencial epidémico, según los autores. En 2014 hubo cerca de 2 millones de casos sospechosos de chikungunya (el último año en que los datos fueron transmitidos a la OMS), más de 12 veces la estimación oficial.

Con el colapso del sistema de salud venezolano, la partida en masa de médicos entrenados, la reducción de los programas de salud pública y de control de enfermedades, además de la escasez de medicamentos, las llamadas enfermedades vectoriales (transmitidas por insectos como mosquitos y garrapatas) están aumentando y se extienden a nuevas regiones.

En el estudio, los investigadores revelaron que los casos de malaria en Venezuela aumentaron un 359% entre 2010 (29.736 casos registrados) y 2015 (136.402 casos). Sólo entre 2016 y 2017, el crecimiento fue del 71% (de 240.613 a 411.586 casos). Recordando que el país ya fue declarado libre de la enfermedad por la OMS en 1961.

En Brasil, Roraima ha sentido los impactos. Según los datos del estudio, entre 2014 y 2017 el estado registró aproximadamente 48 000 casos de malaria, de los cuales el 20% fueron importados de Venezuela. En otros países, dicen los investigadores, la situación aún «no está clara».

Con el aumento de los viajes aéreos y de la migración humana, otras regiones de América Latina y el Caribe (así como algunas ciudades de los Estados Unidos que albergan la diáspora venezolana, incluidos Miami y Houston) también corren un mayor riesgo de resurgir de la enfermedad, según el artículo.

Martin Llewellyn, investigador de la Universidad de Glasgow y líder del estudio, en el que participaron investigadores de Venezuela, Brasil, Colombia y Ecuador, afirma que las cifras probablemente están subestimadas. El gobierno venezolano cerró el año pasado la institución responsable de la recogida de datos de la Vigilancia Sanitaria de ese país.

«Los médicos venezolanos implicados en este estudio también han sido amenazados de prisión, mientras que laboratorios han sido robados por milicias, discos duros extraídos de ordenadores, microscopios y otros equipos médicos destruidos.”

Los investigadores piden a los miembros de la OEA (organización de Estados Americanos) y a otros órganos políticos internacionales que presionen más al gobierno venezolano para que acepte la ayuda humanitaria ofrecida por la comunidad internacional para fortalecer el sistema sanitario.

Pero esta posibilidad parece cada vez más lejana, sobre todo ahora con el cierre de la frontera por el presidente Nicolás Maduro para impedir la entrada en tren con alimentos y provisiones de los Estados Unidos, Brasil y Colombia.

Para los investigadores brasileños, como Sergio de la Luz, del Instituto Carlos Y María Deane (ILMD/Fiocruz Amazonas), uno de los autores del estudio, el trabajo publicado en The Lancet, refuerza la necesidad de crear un sistema de vigilancia epidemiológica en las fronteras, con una red de laboratorios de referencia apoyados para el afrontamiento de estas situaciones.