La abrumadora mayoría de chilenos aprueba la elaboración de una nueva Constitución

En las calles de Santiago y de otras ciudades chilenas se celebró el inicio del final de la Constitución redactada durante la dictudura de Pinochet. El Presidente Sebastián Piñera dice que este es el «comienzo de un nuevo camino», que culminará con un nuevo referéndum en 2022.

Los chilenos votaron el domingo de forma aplastante a favor de la elaboración de una nueva Constitución que sustituya los principios que rigen desde hace 40 años, heredados de la dictadura militar de Augusto Pinochet. Con una participación electoral del 50%, el 78,3% de los votantes votó a favor, mientras que el 21,7% votó en contra.

En el mismo referéndum, los chilenos decidieron además que el nuevo documento será redactado por una asamblea de 155 ciudadanos elegidos, excluyendo a los actuales diputados del proceso, una hipótesis aprobada por el 79% de los votantes. La otra opción era una asamblea mixta de 172 miembros, que incluiría a algunos diputados.

Incluso antes de que se divulgaran los resultados, miles de personas salieron a las calles de Santiago y de otras ciudades para celebrar, confiando en que la victoria del «apruebo» estaba garantizada.

Tras los primeros resultados oficiales, el Presidente de Chile, Sebastián Piñera, pronunció un discurso al país y se congratuló por el «triunfo de la ciudadanía y de la democracia».

«Hasta ahora, la Constitución nos ha dividido», comenzó diciendo Piñera. «A partir de hoy, todos debemos colaborar para que la nueva Constitución sea una base de unidad, estabilidad y futuro», añadió, diciendo que»este referéndum no es el fin, sino el comienzo de un camino hacia una nueva Constitución».

El referéndum para la elaboración de una nueva Constitución fue convocado en noviembre de 2019, después de una ola de protestas contra el Gobierno impulsada por el aumento de los precios del metro en Santiago.

Miles de personas salieron a las calles para exigir reformas y las protestas llevaron a varios episodios de violencia, causando la muerte de al menos 30 civiles y miles de heridos.

A pesar de que los niveles de pobreza han disminuido considerablemente en los últimos 20 años, Chile sigue siendo uno de los países con el mayor nivel de desigualdad en la región, con un alto costo de vida.

La Constitución actual entró en vigor en 1980, durante la dictadura de Pinochet, caracterizada por la represión, tortura y desaparición de adversarios del régimen, y fue redactada principalmente por Jaime Guzmán, uno de los consejos del dictador.

La Constitución se basa en la filosofía neoliberal, inspirada en los Chicago Boys, un grupo de conservadores chilenos que han tenido como mentor o economista estadounidense Milton Friedman, y defiende la intervención mínima del Estado, o que permite a los privados controlar los sectores públicos.

Con la instauración de la democracia, en 1990, progresivamente los chilenos fueron defendiendo que el actual documento necesitaba ser revisado, culminando en las protestas de finales del año pasado, que forzaron a Piñera a ceder.

Desde que el voto dejó de ser obligatorio en Chile, en 2013, la abstención se ha disparado en el país, y se temía que participaran menos de la mitad de los electores en el referéndum, o que le quitaría alguna legitimidad.

Sin embargo, a pesar de la pandemia de covid-19, más del 50% de los chilenos salieron a la calle y decidieron que el país debe entrar en una nueva fase, que pasará por varias etapas hasta culminar en la aprobación de una nueva Constitución.

En Abril de 2021, los chilenos vuelven a las urnas, esta vez para elegir a los 155 miembros. Esta asamblea elegida tendrá alrededor de un año para llegar a una versión del final del nuevo documento, que irá a referéndum, a mediados de 2022, cuando los chilenos decidirán si aceptan una nueva Constitución o si prefieren mantener la vigente actualmente.