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Cómo Maduro obtuvo una silla en el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas

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A pesar del duro informe de violaciones de la Alta Comisionada, Michelle Bachelet, el régimen ha conseguido un lugar en el órgano.

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La diplomacia de Nicolás Maduro garantizó el pasado jueves (17/10) una posición en el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, justo en el momento en que el régimen chavista recibe más acusaciones y críticas por violaciones sistemáticas de las garantías fundamentales de los ciudadanos. La votación en el órgano multilateral ha puesto de manifiesto que en el ajedrez internacional el interrogado Maduro — que en enero juró un nuevo mandato, a pesar del hecho de que las elecciones no han sido reconocidas por más de 50 países — todavía tiene piezas que mover. Venezuela y Brasil ganaron a Costa Rica en la disputa por las dos sillas latinoamericanas. El país gobernado por el ultradireitista Jair Bolsonaro, que se postuló a la reelección para una de las sillas, fue refrendado por 153 votos (cifra bastante superior a la que exigía la disputa), a pesar de que el presidente brasileño no muestra mucho aprecio por el arancel internacional de Derechos humanos.

El apoyo de China, Rusia, Cuba y miembros del movimiento no alineado ha dado a Maduro la victoria para que sus representantes se mantengan en ese puesto durante los próximos dos años, con 105 votos en total. Irónicamente, la victoria de Maduro se produjo después de que la Alta Comisionada para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, presentara un duro informe de su visita al país en junio, en el que acusaba al Estado venezolano de ejecuciones extrajudiciales en manos de las Fuerzas Especiales De La Policía Bolivariana, asesinatos durante las protestas contra el Gobierno, persecuciones contra la oposición — hay 24 diputados que carecen de su inmunidad—, dificultades en el acceso a alimentos y servicios sanitarios y el agravamiento de la crisis económica causada por la corrupción que, ha resaltado, es anterior a las sanciones impuestas por los Estados Unidos, pero puede agravarse por ellas.

Analistas internacionales afirman que la presencia de Venezuela no impedirá la vigilancia que el Consejo pueda hacer sobre la situación en el país. De hecho, en 2018, Cuando Maduro contaba con una silla en ese órgano, se aprobó la primera resolución sobre Venezuela, en la que se solicitaron los informes escritos y orales que Bachelet hizo este año.

El aval a la candidatura de Venezuela al Consejo ya había provocado el rechazo y la elección desencadenó una avalancha de críticas al órgano entre defensores de los derechos humanos y líderes opositores venezolanos, vinculados al presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, reconocido como presidente interino por más de 50 países. El líder de la oposición expresó su gratitud a Costa Rica, que obtuvo 96 votos, por haberse convertido en una semana en la candidata de los aliados de Guaidó en la región en la lucha por esa vacante. «La primera vez que hay una investigación para la clasificación de Crímenes contra la humanidad en un país de América latina y dan la silla a este país, y justo a la que Cuba tuvo. Es la sustitución de una dictadura por otra», afirmó Guaidó.

Julio Borges, ex presidente de la Asamblea y encargado de las Relaciones exteriores de Guaidó, aseguró que «el asedio a la dictadura» continuará. «Maduro, con el apoyo de Cuba, hipotecó todo para conseguir un escaño en el Consejo de Derechos Humanos. Pero lo que no sabes es que esa maniobra no te ayudará a ocultar tus crímenes.”

El ministro de Relaciones Exteriores del Gobierno de Maduro, Jorge Arrecaza, también reaccionó a la decisión: «para evitar nuevas violaciones que sigan bloqueando y bombardeando países, Venezuela estará presente en el Consejo de Derechos Humanos para el período 2020-2022».

La embajadora de los Estados Unidos en las Naciones Unidas, Kelly Craft, afirmó que la decisión es «una vergüenza para las Naciones Unidas y una tragedia para el pueblo de Venezuela». «Personalmente me molesta que 105 países hayan votado a favor de esta afrenta a la vida y a la dignidad», dijo en su comunicado. «Este es un duro golpe no sólo contra las víctimas del régimen, sino contra la causa de los derechos humanos en todo el mundo», dijo Mike Pompeyo, Secretario de Estado estadounidense.

Liberación de presos políticos

Al mismo tiempo que se celebraba la votación en las Naciones Unidas, el promotor designado por el Parlamento paralelo vinculado a Maduro, Tarek William Saab, anunció que el jueves pasado se liberaría a 24 presos políticos, lo que elevaría a 222 el número de liberados por el Gobierno entre 2017 y 2019. A finales del jueves, sólo se había confirmado la liberación de 12 de ellos, incluido Pedro Jaimes, detenido durante 17 meses por tuitear la ruta del avión presidencial de Maduro, información pública disponible en Internet.

«Este gesto del Gobierno bolivariano es para que Venezuela siga por un camino de tranquilidad y se levanten las sanciones que tanto dañan al pueblo. Es un logro importante que Venezuela tenga voz en el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas. Nadie va a estar a favor de la multiplicación de las sanciones, como tampoco que el TIAR [un tratado interamericano de asistencia militar], un instrumento anacrónico, venga a masacrar a Venezuela pasando por encima del diálogo», dijo Saab.

La decisión, dijo, es el resultado de la Mesa de Diálogo que el chavismo instaló hace un mes con un sector minoritario de la oposición y paralelamente a las negociaciones que Noruega promovió con representantes de Guaidó y Maduro. Esta nueva mesa también debatirá la elección de un nuevo Consejo Nacional Electoral, pero no la convocatoria de elecciones presidenciales que resuelvan la crisis institucional desencadenada tras las elecciones fraudulentas en las que Maduro fue reelegido y Juan Guaidó hizo el juramento como presidente interino. También pretende cambiar a los miembros del Parlamento controlado por la oposición y que finaliza su período A finales de 2020.

La votación en el Consejo, que puede interpretarse como un apoyo a la madurez, tiene lugar en un momento en el que la crisis política venezolana está paralizada. Diez meses después del desafío lanzado por Guaidó, el líder de la oposición viene sumando apoyos internacionales que han generado un asedio diplomático al régimen de Maduro. En la organización de Estados Americanos, donde Guaidó obtuvo el credencial de Gustavo Tarre como su representante, Los Estados Unidos y el grupo de Lima están entre sus principales aliados. Sin embargo, tras la suspensión en agosto de las negociaciones promovidas por Noruega en Oslo y Barbados, el juego político en Venezuela se detuvo.

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