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Biden aumenta los impuestos y lanza dos mil millones más para remodelar la economía

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Propuesta de la Casa Blanca fortalece la inversión pública en infraestructura, medio ambiente y atención a la tercera edad, aumentando los impuestos a las empresas. La aprobación del Congreso enfrenta obstáculos.

Han pasado algunas semanas desde que los 1,9 mil millones de dólares (1,6 mil millones de euros) del paquete de emergencia contra la crisis comenzaran a llegar a la economía estadounidense y a las bolsas de los estadounidenses, pero Joe Biden ya está decidido a lanzar nuevos estímulos, con una dimensión aún mayor y esta vez con el objetivo de remodelar la economía, con una apuesta por las infraestructuras, el medio ambiente y el cuidado de las personas mayores. El dinero proviene de un aumento en los impuestos corporativos.

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El nuevo plan, propuesto este miércoles por el presidente de Estados Unidos, tiene el nombre de American Jobs Plan («American Jobs Plan» en inglés) y mueve fondos que ascienden, según Reuters, a 2,3 mil millones de dólares (unos dos mil millones de euros al tipo de cambio actual).

La intención de la Casa Blanca con este paquete no es ayudar a las familias y empresas a resistir la crisis en el corto plazo (esto se hace con el primer plan Biden), sino remodelar la economía estadounidense dentro de ocho años, a través de inversiones públicas que respondan a desafíos como las debilidades de infraestructura, el cambio climático y el envejecimiento de la población.

El plan, afirma la administración Biden en un resumen de la propuesta citada el miércoles por varios medios de comunicación, » invertirá en América de una manera que no se ha invertido desde que se construyeron las carreteras interestatales y ganó la carrera por el espacio.»

se enviarán 650 mil millones de dólares a la infraestructura de transporte, lo que permitirá, según la propuesta, modernizar más de 30 mil kilómetros de carreteras y alrededor de 10 mil puentes. Parte de este dinero (alrededor de 170 mil millones) también se utilizará para invertir en transporte público por carretera y ferrocarril, con 174 mil millones de dólares aún destinados a incentivos para la fabricación y compra de vehículos eléctricos.

Luego otros 6 650 mil millones se destinarán a infraestructura relacionada con la vivienda y el bienestar social, incluidos dólares 100 mil millones para la construcción de escuelas. El plan tiene como objetivo reemplazar toda la infraestructura de distribución de agua del país y extender la cobertura de Internet a todo el país.

El plan también invertirá 400 mil millones de dólares en el sector de la atención a las personas mayores y 5 580 mil millones en investigación y capacitación en la industria.

Más impuestos

A diferencia del plan de emergencia contra la pandemia, que se financió esencialmente con deuda pública, esta vez la administración Biden pretende pagar la mayor parte del esfuerzo de inversión pública con la recaudación de más impuestos.

La principal medida tributaria asociada al plan es el aumento de la tasa del impuesto de sociedades del 21% al 28%, con la imposición de un porcentaje mínimo de ingresos que las empresas tienen que declarar y la eliminación de una serie de exenciones actualmente previstas en la ley para las empresas, en lo que constituye una inversión casi completa del paquete tributario aplicado por el anterior presidente.

La Casa Blanca sigue confiando en que el plan tendrá un impacto positivo en el PIB del 0,5% cada año, lo que contribuirá al aumento de los ingresos empresariales.

Si el plan anterior de Biden ya ha encontrado serias dificultades para aprobar el Congreso (en el Senado la votación se dividió entre los 50 demócratas y los 50 republicanos, con el voto de desempate del vicepresidente permitiendo la aprobación), ahora las cuentas deberían resultar aún más complejas.

Un plan de inversiones de esta magnitud constituye un cambio significativo en la política económica seguida por los Estados Unidos en las últimas décadas, período en el que el papel del Estado como inductor del crecimiento económico ha sido visto con gran desconfianza.

Además, el debate sobre el equilibrio de las finanzas públicas y las presiones inflacionarias creadas por tanto estímulo fiscal ha ido en aumento, con algunos miembros demócratas del Congreso amenazando con abandonar la línea defendida por el presidente.

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