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Uchuraccay: nadie rompe el silencio cómplice

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Este 26 de enero se cumple 41 años de la masacre de ocho periodistas y un guía, en Uchuraccay el pueblo que desapareció y la justicia que nunca llegó: todo sigue igual.
El informe Mario Vargas Llosa – , además del escritor, la «Comisión» estuvo conformada por el Decano del Colegio de Periodistas del Perú, Mario Castro Arenas, y el ABOGADO penalista Abraham Guzmán Figueroa-, dejó más dudas que respuestas por sus vacíos, muchos familiares fallecieron en esta lucha dolorosa y eterna, otros se preguntan hasta ahora si ¿Realmente existe justicia en el Perú?
Tres escandalosas investigaciones sobre la trágica muerte de estos honorables hombres de prensa, frente la estrategia política militar del gobierno del presidente Belaúnde y la rebelión multicomunal de Uchuraccay contra el PC Sendero Luminoso? Después, lo qué pasó en Huaychao y Macabamba? No sabían que «Sendero» buscaría venganza? Y HASTA AHORA NADIE ROMPE EL SILENCIO.

En 41 años, mucho se a escrito de aquel fatídico acontecimiento criminal que enlutó a la prensa nacional y LO QUE INDIGNA TODO SIGUE ARCHIVADO, NO HAY JUSTICIA ni compromiso del poder, por esclarecer el asesinato de ocho periodistas que salieron de Huanta a Tambo, que se fueron a pie a más de 4000 m sobre el nivel del mar hasta Chacabamba, siguiendo su camino hasta llegar a un pueblo llamado Uchuraccay… en busca de la verdad de los hechos: la muerte de subversivos por comuneros del lugar, que se sospechaba como autores a miembros de las Fuerzas Armadas.

Nuestros colegas piden justicia: Eduardo de la Piniella, Pedro Sánchez y Félix Gavilán, redactor, reportero grafico y corresponsal del “Diario Marka”; Jorge Luis Mendivil y Willy Retto, del diario “El Observador”, Jorge Sedano, de “La República”; Amador García de la revista “Oiga”, y Octavio Infante, periodista
ayacuchano, todos ellos partieron a las 6am del hotel “Santa Rosa” de Huamanga, muy  entusiasmados y seguros de encontrar una primicia, sin imaginar que los esperaba la muerte segura.

¿Ustedes creen que el general Clemente Noel, no lo sabía? Por favor, no me hagan «cojinova» Noel tenía el control total de la zona sabía quién entraba y salía…

«Las órdenes se cumplen sin dudas ni murmuraciones porque el único responsable es el Superior que las imparte».

Se sabe de las conversaciones previas de los valientes periodistas con otros colegas, que su único compromiso: «era  encontrar la verdad” sobre esa masacre. Encontraron la verdad y junto a esa verdad la sentencia de su espantosa muerte. Para este viaje sin retorno se contactaron con Juan Argumedo, medio hermano de Octavio Infante quien se prestó para guiarlos hasta Huaychao a donde pensaban llegar, pasando antes por Uchuraccay. El guía y su familia eran de la zona, conocidos ampliamente.
Días antes, un grupo de jóvenes evangelistas fueron asesinados en Huaychao, los cadáveres fueron mostrados a la prensa como la respuesta de los campesinos a las acciones terroristas de Sendero Luminoso y en arranque de “patrioterismo” el entonces presidente Arq. Fernando Belaúnde felicitó a los comuneros por el acto criminal. Sin embargo, en Ayacucho se corría la voz que los autores de esas muertes eran los «Sinchis» que respondían al terror de Sendero con más terror.
La mayoría de los periodistas que hemos vivido esos tiempos, sabemos que nuestros colegas decidieron viajar hacia la comunidad de Huaychao, ignorando que los «Sinchis» y los Infantes de Marina ya habían visitado, por aire, la localidad de Uchuracay, y dejaron consignas a los campesinos «los amigos vienen por aire y los enemigos llegan por tierra», y los habían azuzado a eliminar a cualesquier extraño que lleguen por esos lugares.
«Defiéndanse y mátenlos», recomendaron los Sinchis según Vargas Llosa. El 06/03/1983, Vargas Llosa, miembro de la Comisión Especial Investigadora del caso Uchuraccay, dijo que no había un responsable claro en la masacre y era una verdad que se debía aceptar y entender, también, que los responsables de los asesinatos son sólo «humildes campesinos» que actuaron por el miedo y la cólera y que éstos confundieron a los periodistas con enemigos. (Publicado por diario La República).
También se decía que las FF. AA. estaban cometiendo genocidios, sin distinción de edades, no importaba si eran niños o mujeres. ¿Tenían una orden de acabar con toda la raza indígena? ¿Uchuraccay, Cayara, Accomayo? Hubo medios de comunicación, que no denunciaron este asesinato, con la complicidad del tristemente celebre General Clemente Noel. Callaron en todos los idiomas: ciegos y sordos. Algo parecido como sucede hoy…
Son 41 años de nuestras profundas heridas abiertas, y los asesinos, tanto materiales como intelectuales, siguen sin recibir castigo alguno, mientras nuestros valerosos colegas se convirtieron en mártires de la libertad de expresión y en ejemplo para las nuevas generaciones de periodistas, en símbolo de la lucha y el coraje por buscar la verdad.
No está demás recordar que después de la masacre, 135 pobladores de Uchuraccay, entre ellas 57 mujeres, fueron masacradas por unidades militares, en unos casos, y otros por grupos paramilitares y senderistas, sin contar el asesinato del periodista Luis Morales Ortega, como la desaparición del Cuartel de la Marina en Huanta del periodista Jaime Ayala Sulca (corresponsal de La República) que según el Tte. Artesa nunca ingresó. otra, por  qué el Tte. AP Ismael Bravo Reid se cambió de nombre y se refugió en Puerto Rico?
Qué nos falta para exigir se reabra el caso Uchuraccay y saber toda la verdad y que los culpables paguen sus crímenes?
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