Descalificaciones, cobardías, fallos, TC y legalidad del cierre del Congreso nos ponen al borde del abismo.

Podemos deducir en forma contundente que el Ejecutivo, Tribunal Constitucional, políticos, Ministerio Público y Poder Judicial por sus actos y fallos erráticos nos han reducido a una republiqueta bananera.

Es tan evidente esta realidad que muchos medios de comunicación no lo quieren ver (en forma especial las guaripoleras oficiosas), que el país en estos días da lástima.

Que el circo armado por el presidente Vizcarra, como el cierre del Congreso, mantener a los mismos miembros del TC para conseguir sus fines en complicidad de la prensa basura y guaripoleras.

La inseguridad ciudadana, la violencia y la corrupción son el pan de cada dìa, mientras la gente vive sumergida en la hez de sus pasiones o desgracia, afectada por su deficiente formación o su innata estupidez: no quieren ver más allá de sus narices, ni son capaces de comprender la realidad nacional más allá de los titulares mediáticos o cortinas de humo.

Lo real es que nos quieren convertir en un país de incompetentes, con un Estado peruano reducido a una triste caricatura de institución.

Que ha perdido todo su sentido y su poder luego de caer sucesivamente en manos de aventureros e improvisados que se trepan al gobierno de turno aprovechando coyunturas extrañas, junto a un sistema electoral pervertido por la demagogia, y que conduce siempre a elegir el mal menor para el gobierno y escoger entre una lista de delincuentes e ignorantes a los representantes para el Congreso.

Con un bolsón de «electarados» mal informados por la mediocracia que obliga a votar hasta la escoria más baja de la sociedad para asegurar sus votos y seguir con un Estado mamarracho en manos de delincuentes y aventureros.

No es exageración, hemos visto cómo un adefesio de la política radical de izquierda, encaramados en el gobierno regional de Cajamarca o Arequipa se tomaron la libertad de retar al Estado peruano y hasta de pedir la destitución del presidente.

Al final, esta inmundicia de la polítiquería subversiva de izquierda se salió con la suya, prácticamente paralizó las inversiones mineras, manipuló a su antojo a los ineptos del gobierno dejando en ascuas el desarrollo de su región y la minería nacional.

No obstante, seguimos con el circo con las declaraciones de la ministra de la Mujer, que «el Perú, es un país de violadores». Es que hay una abismo en el que se entrecruzan la mediocridad, el efectismo y la estulticia? Mañana podrá salir el ministro de Defensa, y señalar que «el Perú, es un país de cobardes»,

La ministra de Salud, que » el Perú, es un país de prostitutas», el ministro de Trabajo, «que el Perú, es un país de vagos», etc etc… lo cual es polémico en el rigor del debate como arma de difusión e inadmisible si la emisión del concepto proviene del mismo Ejecutivo que nos hunde en el fango… con los números rojos e incapacidad absoluta para gobernar.