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Fracaso total estado de emergencia en Lima se salió de control.

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Deje la frivolidad señora  presidenta Dina Boluarte,  enfrente la inseguridad ciudadana y crimen organizado, con fuerza, coraje y  con la ley en la mano: GOBIERNE.

«La solución no está en sacar a las calles a nuestras FFAA y abandonar a la PNP a su suerte o como carne de cañón y después salga el ministro del Interior o el Premier y traten de huevear a la opinión pública. Cuando las cifras de criminalidad y asaltos son alarmantes, no bajan… sólo es el efecto globo».

No sólo los limeños nos sentimos inseguros en áreas peligrosas y barrios conflictivos, sino también en mercados, centros comerciales, escuelas, universidades e incluso en sus propios hogares en todo el país. Entonces de dónde sacan que esas cifras que se ha reducido la criminalidad desde que se implantó este régimen de excepción -hace un mes- en San Juan de Lurigancho, San Martín de Porres, Lince, cercado de Lima y Sullana?

«El EFECTO GLOBO se venden como una estrategia exitosa para combatir la creciente criminalidad en Lima. Los choros y criminales mutan a otras zonas y el gobierno no está mirando que, con estás medidas y todo, las balas, granadas, asesinatos, robos y asaltos, violaciones en otros distritos no han cesado. Las medidas son torpes -declarar estados de emergencia parciales- celebrar prematuramente triunfos pequeños: el efecto «globo» o «rebote» puede traer una oleada criminal sin precedentes y quedaría expuesta aún más su incapacidad».


Los ciudadanos están rodeado por organizaciones criminales extranjeras que han traspasado fronteras en su voracidad por encontrar nuevos «territorios» para dominar. El desenfreno criminal parece tener una inteligencia única, debido a que casi «instintivamente» todos se dirigen hacia donde está el mayor «mercado» de impunidad, el Perú, dónde las autoridades dejan pasar.

«Aunque les duela a caviares y ONGs no hay otro camino. Las medidas duras serán un trago amargo, pero necesario para los ciudadanos si queremos librarnos del fenómeno criminal. El Estado peruano y sus fuerzas del orden, policía y militares, no solo deben «rugir» frente a los criminales que asechan, sino que también deben mostrar los dientes, antes de que sean ellos los que se devoren nuestro país. El Perú, les pide más inteligencia y honestidad en la toma de decisiones por el bien de todos los peruanos, ya dejen de cojudear».

El diagnóstico correcto, es que estamos pagando las facturas los gobiernos izquierdosos de los últimos años, que relativizaron a la fuerza pública (policía y militares) y organizado sus propias fuerzas (milicias con campesinos, ciudadanos u obreros o trabajadores) para sostener su política y gestión.
Cuál es el temor de plantear con firmeza una estrategia de «fracturar» la espalda a la impunidad declarando el estado de emergencia nacional, implementando equipos especiales de inteligencia policial, acondicionando El Frontón con celdas de máxima seguridad para los criminales avezados. Presentar un proyecto de Ley (o legislar ahora que tienen las facultades) para que se termine de una vez por todas con los «beneficios» carcelarios.
La verdadera utilidad del estado de emergencia es permitir que los pesquisas policiales, los detectives y agentes de inteligencia, rompan el cerco limitativo de la Fiscalía y actúen de oficio sin aviso previo, iniciando una cacería feroz, sostenida, definitiva y contundente de los cabecillas de las organizaciones criminales que actúan en el Perú, ya sea desde las cárceles o desde las calles, como los del «tren de Aragua» de Venezuela, «Comando Vermelho» y «Primer Comando Capital (PCC)» de Brasil, el más grande y poderoso de Sudamérica seguido del «tren de Aragua», «los lagartos», «Los choneros» y «Los lobos» de Ecuador, entre otros, encarcelándolos hasta extinguir su «poder», sus redes, contactos, seguidores, hasta arrinconarlos y expulsarlos en su totalidad del país.

La inseguridad golpea a todo Lima y ya no solo se trata de los denominados barrios bravos o las tradicionales zonas rojas, sino que la criminalidad ha extendido sus tentáculos delictivos a lugares que antes eran impensados. Esto se debe a que el alto flujo de gente en la zona, la presencia de la policia o hasta militar, la buena iluminación del lugar dejó de ser impedimento para que los delincuentes sigan atacando a diario a sus víctimas.
Estamos recontra jodidos…

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Jaime Uribe Rocha Periodista y columnista en medios escritos, experto en marketing político

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