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Carbohidrato: el secreto de una isla japonesa para la longevidad

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Una dieta con muchos carbohidratos y pocas proteínas produce varias respuestas fisiológicas que protegen al organismo de diversas enfermedades relacionadas con el envejecimiento.

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Mientras que las dietas modernas intentan reducir al máximo el consumo de carbohidratos para garantizar el peso óptimo, un conjunto de islas del Sur de Japón apuntan en la dirección contraria: una dieta rica en carbohidratos, unida al bajo consumo de proteínas y una mayor ingesta de vegetales puede ser la fórmula para un peso sano y una alta expectativa de vida.

En las islas japonesas de Okinawa, los habitantes tienen una buena salud, además de la mayor expectativa de vida del mundo. Japón ya es un país conocido por la longevidad, pero en Okinawa esa tasa es un 40% mayor que la media nacional: para cada 100.000 habitantes, 68 son centenarios, según la BBC.

Según los investigadores, este resultado puede explicarse por el hecho de que una dieta con poca proteína y muy carbohidrato produce varias respuestas fisiológicas que protegen al organismo de diversas enfermedades relacionadas con el envejecimiento, incluyendo diabetes, cáncer, enfermedades cardiovasculares y demencia. Otro punto importante de la dieta en Okinawa es la restricción del consumo de calorías diarias: antes de la inserción de las redes de comida rápida en la isla, el residente medio comía un 11% menos calorías que el valor recomendado por los organismos sanitarios internacionales. Para los expertos, esta limitación calórica no sólo permite la pérdida de peso, sino que ayuda a ralentizar el proceso de envejecimiento.

Puntos Destacados del Artículo

Importancia de la dieta

El alimento básico de la mayoría de los países asiáticos es el arroz. Sin embargo, en Okinawa, la base alimentaria se centra en las batatas, que se introdujeron en la cocina local durante el siglo XVII. La alimentación local también incluye el alto consumo de verduras y verduras verdes y amarillas y diversos tipos de soja. La carne es parte de la dieta, pero en pequeñas cantidades.

A través de estos alimentos, la población adquiere altas dosis de vitaminas y minerales esenciales, incluidos los antioxidantes conocidos por su efecto anti-edad.

La dieta tradicional de Okinawa también permite una menor ingesta de calorías. Los estudios en animales han demostrado que comer un 30% menos de calorías de las normales puede reducir en un 63% el riesgo de muerte por enfermedades relacionadas con el envejecimiento en un período de 20 años. Como todavía no se han realizado ensayos clínicos a largo plazo en humanos, los investigadores no han podido determinar cuál es la relación directa entre una dieta baja en calorías y el envejecimiento.

Aún así, se cree que este comportamiento alimentario modifica la señalización de energía de las células, permitiendo que el organismo utilice menos recursos para la preservación y mantenimiento – como la reparación de ADN – en lugar de crecimiento y reproducción, al mismo tiempo que limita el estrés oxidativo causado por los productos tóxicos en el metabolismo que pueden causar daño cerebral.

Además, el mayor consumo de carbohidratos en relación con la proteína puede ser otro factor crucial en la longevidad y la salud de la población de Okinawa. Un estudio en animales descubrió que una dieta basada en mayores cantidades de carbohidrato y pocas proteínas aumenta la longevidad y reduce algunos signos de envejecimiento en el cerebro.

La investigación indicó que la proporción ideal para alcanzar estos resultados de salud es de 10 carbohidratos para cada proteína, la misma que se practica en Okinawa. «Es exactamente lo contrario de las actuales dietas de moda, que sugieren mucha proteína y poco carbohidrato», dice Samantha Solon-Biet, de la Universidad de Sidney, Australia, a la BBC.

La explicación de los beneficios parece estar interrelacionada: al igual que la restricción de calorías, las dietas con pocas proteínas promueven el mantenimiento y la reparación celular. La escasez de aminoácidos esenciales – derivados de los carbohidratos – puede hacer que las células reciclen material viejo en lugar de sintetizar nuevas proteínas.

Cuando el cuerpo produce nuevas proteínas, el material viejo es desechado, y al acumularse puede causar muchas enfermedades. Con una dieta baja en proteínas, ese problema se evita. «Juntas, estos cambios pueden prevenir el colmo, unido al envejecimiento, de proteínas dañadas en las células», explicó Karen Ryan, de la Universidad de California, en Estados Unidos, a la BBC.

Otros factores

La dieta desempeña un papel fundamental en la longevidad en Okinawa, pero hay otros factores que influyen en los resultados, incluyendo la genética. Debido a la localización de las Islas, hubo un aislamiento relativo de las poblaciones de la región, lo que proporcionó un perfil genético único.

Los estudios sugieren que esta singularidad ha permitido una menor prevalencia de una variable genética (APOE4) asociada al riesgo de enfermedades cardiacas y Alzheimer. El ADN particular también permitió una mayor tendencia a cargar una variable protectora del gen FOXO3, ligado a la regulación del metabolismo y del crecimiento celular.

Aunque esta diferencia genética es responsable de una estatura más baja, el principal beneficio compensa: la reducción del riesgo de diversas enfermedades relacionadas con la edad, incluido el cáncer.

Otro factor que contribuye a la salud de los ancianos de Okinawa es el estilo de vida. Según el estudio de centenarios de Okinawa (OCS, en inglés), los habitantes de las Islas tienden a fumar menos que la mayoría de la población, lo que aleja una serie de posibilidades de problemas de salud, incluido el cáncer.

El estilo de vida también es fundamental para el mantenimiento de una vida social activa en la vejez: al ser una comunidad cerrada, las personas mayores tienden a relacionarse a menudo entre sí. Además, al trabajar predominantemente con agricultura y pesca, también son físicamente activos.

¿Un modelo a seguir?

A pesar de los buenos resultados, especialmente en relación con la dieta, los expertos indican que el bajo consumo de proteínas es beneficioso para el cuerpo hasta los 65 años. A partir de ahí, el beneficio es mayor al aumentar el consumo del nutriente. Los estudios también ponen de manifiesto que las ventajas pueden depender de la fuente de la proteína: una dieta más rica en proteínas vegetales parece ser mejor que una dieta rica en carne o lácteos, por ejemplo.

Por lo tanto, el secreto de la longevidad en Okinawa puede asociarse con el mayor consumo de verduras, frutas y verduras, no con una dieta rica en carbohidratos y pobre en proteína.

A pesar de las dudas, una dieta sana y equilibrada es siempre la mejor. En cuanto a la dieta de Okinawa, hay mucho que aclarar. Serán necesarios muchos años de investigación para comprender cómo cada ingrediente puede contribuir a la longevidad.

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