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Daniel Urresti, arma circo con juicio por asesinato de Hugo Bustíos.

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Una vez más la Fiscalía reabrió su interrogatorio a Daniel Urresti como parte del juicio en su contra por el asesinato del periodista Hugo Bustíos, antes las preguntas del fiscal Luis Pinto, moderadas por la juez María Apaza, el congresista y excandidato sigue con el cuento que no sabía que Bustíos realizaba una labor periodística en 1988, cuando fue asesinado en Huanta y cuando él era oficial de inteligencia en una base contrasubversiva del lugar.
A la pregunta del Fiscal, “qué hacía cuando le llegaba información de inteligencia que alguien en un caserío de Huanta estaba vinculado al terrorismo, ante lo cual Daniel Urresti aseguró que nunca le llegó una información de este tipo. Jamás recibí una información que me diga que en este caserío tal es militar, tal es mando político o tal es terrorista. Jamás recibí esa información. La información que en algún momento recibí era sobre los movimientos de los terroristas de la fuerza local».
Y que hacemos con el testimonio valiente de Ysabel Rodríguez -testigo principal- señala, que esa mañana del jueves 24 de Noviembre Bustíos, llegó hasta su casa, para preguntarle la ubicación de la casa de un poblador de la zona, que estaba investigando el asesinato de la señora Primitiva Jorge Sulca y de su hijo Guillermo, quienes la noche anterior habían sido asesinados presuntamente por Sendero Luminoso. Hugo saludó a Ysabel, a quien conocía desde hacía años porque Bustíos además de periodista era abogado y un exitoso comerciante de productos agrícolas. Ysabel cuenta que solía comprarle cochinilla y otros productos.
Bustíos se marchó pero regresaría más tarde en su hora final. Mientras, Ysabel dejó la alfalfa, abrió la tiendita de abarrotes que tenía junto a su casa y preparó el desayuno para sus hijos, Maribel (11), Almícar (6) y Magali (3). Luego se apostó en la puerta de su tiendita a tejer una chompa mientras esperaba a la clientela y vigilaba su cocina. Ysabel calcula que serían alrededor de las once de la mañana cuando vio volver a Bustíos.
Que, antes de llegar nuevamente a casa de Ysabel, Bustíos había intentado dos veces esa mañana ingresar a casa de la señora Primitiva para investigar el crimen del día anterior, pero los militares que custodiaban la casa no se lo permitieron, por eso se fue al cuartel de Castropampa a conseguir el permiso del comandante Víctor La Vera Hernández, jefe del cuartel y sus dos mandos, el capitán José Salinas Zuzunaga, encargado de la Sección de Operaciones (S3), y el capitán Daniel Urresti Elera (“Arturo”), de la Sección de Inteligencia (S2). Al cuartel llegó con su esposa, Margarita Patiño.
Tras conseguir ese permiso volvió a la zona por donde vivía Ysabel, que era camino a Erapata, lugar del asesinato de la señora Primitiva. Bustíos dejó a su esposa en casa y volvió a la zona junto con un colega periodista. “Ahí tejiendo mi chompa escucho su sonido del carro, ya ahí habrá sido 11 más o menos. Me levanto y casi al medio de la carretera salgo para mirar arriba”. Ysabel cuenta que detrás de la casa de su hermano, que estaba cerca a la suya, vio un vehículo del ejército.
“Había un carro de militar y estaba cuatro personas vestidos de civil con polos blancos y pantalones jean. Y entonces yo con miedo así me asusto, entro a mi tienda y a mis hijitos los saco. Algo va a pasar aquí”, pensó mientras despachaba a sus hijos para que se alejaran del lugar y espantaba a sus animales con los que a veces también se ensañaban terroristas o militares. Ysabel, asustada, llega a casa de su hermano, Teodosio Escalante, mientras ve cómo dos de los sujetos vestidos de civil pero de corte militar entraban armados a un ‘caserón’, que es como le llaman a una estructura de paredes sin techo.
Ella, le cuenta a su hermano lo que está pasando y ambos empiezan a huir cuando su hermano se percata que ha dejado sus ahorros en su casa, «¡Mi plata, mi plata! Desesperado regresa y yo también”, relata Ysabel. Mientras su hermano entraba a recoger el dinero, Ysabel se escondió en los matorrales que estaban detrás de la casa de su hermano, muy cerca de donde había un badén.
Desde los matorrales, Ysabel pudo reconocer al menos a dos de los militares armados vestidos de civil. Uno era el capitán “Arturo”, jefe de inteligencia del cuartel de Castropampa, y al otro que le decían “Ojos de gato”. En esa época de lucha antisubversiva, los militares no usaban sus nombres legales sino un alias. A Ysabel no le fue difícil reconocer al capitán “Arturo” porque durante meses coordinó con él la construcción del muro perimétrico del cuartel de Castropampa.
Entonces Ysabel ve aparecer la moto lineal de Bustíos y su colega, Eduardo Rojas Arce, corresponsal del diario Actualidad. Iban con el motor apagado porque estaban en bajada.
“Atrás de los matorrales, ahí yo me escudriñé. Había una baden, una acequia, y ahí bajó un poquito su velocidad la moto. Ahí disparó… ¡No disparen, no disparen, somos periodistas!”, recuerda Ysabel haber escuchado gritar a los periodistas identificándose. Pero las balas corrían a matar. “Entonces cayó el Sr. Hugo. Un poco se arrastró la moto, después a su colega le gritó: ¡corre, corre escápate, son militares!”.
Rojas herido logra levantarse y huye. “Más abajito se cae, se levanta así cojeando”. En ese momento Ysabel también emprende huida con el menor de sus hijos, el de un año, cargado en su espalda. “No sé a cuánto de distancia alcanzo a mis hijos y de ahí…revientan una bomba. ¡Dios mío a mi papá lo habrán matado!” pensó con horror Ysabel. Pronto se enteraría que la explosión había sido para acabar con la vida de un agonizante Bustíos.
“Le habían puesto bomba al señor Hugo, lo han…”, no termina de narrarlo, Ysabel, se pierde en el recuerdo de ese día hace treinta y tres años.
La de hoy fue la segunda sesión del interrogatorio a Daniel Urresti por este juicio en su contra, interrogatorio que comenzó la semana pasada y que continuará este jueves 6 de mayo desde las 10:30 a.m. La Fiscalía pide 25 años de prisión para el actual legislador al acusarlo de ser el autor mediato del asesinato del periodista gráfico Hugo Bustíos.
CUANDO LOS PERIODISTAS NOS UNIMOS, SALIMOS A LAS CALLES Y EXIGIMOS JUSTICIA???
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