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El caso Fiori: Domingo fatal

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Domingo fatal para el distrito de San Martín de Porres y para todos los peruanos. La tragedia ha enlutado a muchas familias que han perdido a sus seres queridos; el triste saldo de aproximadamente 17 personas fallecidas y al menos 7 personas heridas, es el resultado del caos, el desorden y la falta de respeto al principio de autoridad, que es el origen y el factor fundamental que desencadena este tipo de desgracias.

El fatídico terminal informal donde ocurrió la tragedia, opera sin licencia de funcionamiento a vista y paciencia de las autoridades, quienes ya habían prohibido y retirado la autorización para que este tipo de garajes o establecimientos sean utilizados como terminales terrestres informales. Lamentablemente, una vez más vemos que los controles de fiscalización son mediocres, corruptos y que las autoridades miran de perfil sus propias fiscalizaciones, posiblemente a cambio de dádivas, favores o para evitarse la tarea de trabajar responsablemente por el pueblo que los ha elegido.

Sin embargo, la ausencia del principio de autoridad es determinante. ¿Dónde están las autoridades que permitieron que este terminal reabriera sus puertas pese a estar clausurado? Definitivamente no hay respeto a las decisiones de la autoridad y esto, se está convirtiendo en un comportamiento cotidiano que no solo se refleja en el sector transporte, sino que, lamentablemente, está presente en todo orden de cosas, en todas las actividades del país: Se refleja en el tránsito, en el trato entre las personas, entre trabajadores y empleadores, entre alumnos y maestros y en general en todo orden de cosas. Y es que en esto nos han convertido como sociedad las ideologías marxistas, anarquistas, que buscan el caos social, enquistando en el subconsciente del ciudadano todo lo que implique desorden, desacato y la negación de una sociedad armoniosa dentro de una concepción de paz, con respeto a la autoridad.

La mayoría de las veces, para poder arreglar un estado de cosas como las que actualmente vivimos, es decir un estado de desorden absoluto y de caos en la sociedad, se tienen que generar cambios radicales en las reglas de juego para el contrato social; el problema radica en que estos cambios radicales serían calificados como abuso de autoridad.

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La pregunta que surge entonces es: ¿Cuál es el punto de equilibrio para no llegar a cambios radicales que sean vistos en el futuro como abuso de autoridad? La respuesta es contundente: El punto de equilibrio y la solución para ordenar a la sociedad es educar al pueblo, no existe otra forma. Todo el desorden y la falta de respeto a las normas legales y de convivencia en general, es el reflejo del abandono por parte del Estado de su obligación de educar al pueblo; y la educación no se debe dar solo en la escuela, sino también en la universidad estatal, en el aparato del Estado, educando a los funcionaros públicos y a los profesionales que trabajan para el sector público, educando a algunos sectores de las fuerzas del orden y a toda la ciudadanía en general.

El Estado se ha sustraído de su obligación de educar al pueblo; el Estado no viene cumpliendo su rol de educar a través de los medios de comunicación, desde donde la cultura se puede inculcar a través del sano entretenimiento; el resultado de esta ausencia de educación es este tipo de escenarios de caos, que van desde la resistencia a la autoridad hasta la muerte de personas inocentes, como el caso del incendio producido en el terminal Fiori el último domingo. Hasta la próxima semana.

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