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El DEBER MORAL hacia nuestros Padres debe ser Eterno, sin discusión
No hay tesoro más valioso en la vida, que la bendición de los padres.
Tener a los padres es una gracia de Dios muy grande. Cuando ya no están con nosotros en este mundo, duele y parte el alma. Soy agradecido por los padres que tuve.
El primer deber de los hijos con sus padres, es preservar la confianza, cariño y mantener esta relación en los últimos años, porque este tiempo es muy significativo para ellos. Como hijos debemos recordar que todos alguna vez vamos a pasar por eso, si es que llegamos. Sólo que unos llegamos con más achaques, que otros. Hay abuelos de 80 que están muy lúcidos y otro que andan por los 50 o 60 años y no levantan los pies.
En está etapa, cuidar a nuestros padres hasta el último segundo de sus vidas, nos debe llenar de enorgullo, no son carga, estorbo o fastidio, es un deber por el amor que ellos tuvieron con nosotros sus hijos. No piden reconocimiento, sólo amor, cariño y comprensión. Está claro, conforme van pasando los años, nuestros padres se van haciendo como niños. Ya no ven bien, no escuchan claro, se les cae la comida de la boca, caminan más lentos, se quedan perdidos en sus pensamientos… solo quieren nuestra compañía.
Desgraciadamente cada vez son menos estos casos, al parecer los hijos y nietos, que recibirron todo de sus padres y abuelos, ahora que ellos los necesitan, nunca aparecen.
Y algunos hijos pierden los papeles, otros se desesperan con tanta facilidad. No les tienen paciencia, aveces les gritan cuando ya no escuchan bien, no quieren pasar un tiempo en silencio con ellos, tristemente se convierten en un estorbo.
Se nos olvida que alguna vez fuimos nińos. Yo que ellos nos tuvieron toda la paciencia del mundo, estuvieron con nosotros, cuando éramos unos bebés, en nuestros primeros pasos, y aún en su estado, nos siguen teniendo paciencia. Ya que no nos dicen nada, aveces lloran en silencio, aveces comen solos, pero siempre nos esperan en casa, nos reciben con un abrazo y un beso.
Ellos, anhelan escuchar esas palabras que son vida, aún que su oído no alcance a captar lo que les decimos. Pero han aprendido a escucharnos con el corazón.
Cuando les decimos…..
Te amo.
Y tú qué piensas???