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COLOMBIA Y EL ABUSO DE PODER DESDE LA DERECHA
Trágicos los sucesos acaecidos, en los últimos días, en el vecino del Norte. La derecha decidió usar la fuerza de las armas cobrándose la vida de la población indefensa. Lo extraño es el silencio, cómplice, de los medios de comunicación. Incluso, se eliminan los videos al respecto subidos a las redes sociales. ¿Es ese el paradigma del “orden” que ofrece la derecha? Claro, el lema allá fue: no seamos Venezuela. Pero cuál era la contraparte del discurso: ¿Seremos la Alemania nazi? ¿El “orden” y la seguridad vienen aparejados con un Estado policial y el irrespeto a los derechos humanos?
Dichos acontecimientos nos deben llevar a reflexionar. Estamos a puertas de un proceso electoral en el que una organización criminal, cuya lideresa aún están en proceso de juicio, puede convertirse en la próxima presidenta. Y la coincidencia con el caso colombiano es que a través de grandes carteles aquí en Perú también se ofrece resguardar el “orden” combatiendo al comunismo. Esto es: no seamos Venezuela. Lo paradójico es que lo enuncia un grupo con denuncias comprobadas de corrupción, desaparición de personas, sobornos, peculado, asociación ilícita y narcotráfico. ¿Se imaginan a esos personajes en el poder? Es decir, la mafia en el poder.
Si el fujimorismo se ha convertido en el “mal menor” es porque hemos FRACASADO COMO PAÍS. Así de simple. El proyecto iniciado hace 200 años, que por cierto se inició mal y lo que mal inicia…, nos ha llevado a esta especie de callejón sin salida donde lo que está primando es el temor y la desmemoria dirigida por los medios de comunicación. Esas letrinas cuyo olor nauseabundo embrutece la conciencia de las personas. Envenena el alma del pueblo.
Aquí no se puede hacer un borrón y cuenta nueva. La “candidata” está aún siendo procesada. Su sola presencia ofende el sistema democrático pues muestra sus vicios, sus vacíos. Es tiempo aún de que los ciudadanos de buena voluntad, la llamada “Generación Equivocada” demuestre que sí, que en efecto la MAFIA se equivocó y se metió con los equivocados, con los que no se dejaron lavar el cerebro por personajes repulsivos e innombrables de la TV por cable, por el dinero gastado en carteles millonarios, que no se dejaron seducir por el canto de sirena de tappers y frazadas que anuncian el retorno del “comunismo” que les va a quitar lo que no tienen.
El poder corrompe dice el refrán y el poder absoluto corrompe de manera absoluta. De eso puede dar fe el fundador de la “peste naranja”, ese cáncer que resiste los tratamientos y quiere hacer metástasis en el Perú. Entonces, ¿qué nos esperaría ante un triunfo de Fuerza Popular, con un congreso en el que, por alianzas, tiene mayoría, cuenta con el apoyo de las Fuerzas Armadas, maneja el Tribunal Constitucional y cuenta con el respaldo del empresariado hambreador del pueblo?
No debemos perder la memoria. Hace poco marchábamos contra el usurpador Merino y el ABUSO Y CRIMEN que la policía cometió contra los manifestantes. Ahora, los mismos que marcharon, asustados por los medios, pretender votar por el fujimorismo. Ya es tiempo de dejar de mirar el caso venezolano. Las dictaduras son terribles sean de derecha o izquierda. El caso colombiano es un llamado a la reflexión.