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25 PARTIDOS POLITICOS INSCRITOS PARA LAS ELECCIONES DEL 2026
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Entre ellos camuflado «ANTAURO» el partido de un asesino de policías y otros de izquierda bien maquillados por comunistas, rojimios, caviares y prosenderistas que se dispersan por estrategia y luego se reagrupan para sumar electores en la segunda vuelta fiel a sus viejas tácticas y ganar las elecciones del 2026, siempre con el aval del comunista Salas Arenas, presidente de la JNE, que tiene el aval de la CIDH.
Si tuviéramos a un funcionario eficiente y libre de ideologías, en el JNE, no tuviéramos tantos partidos políticos dispuestos a ocupar un espacio para postular a la presidencia. Esto nos hace ver como un país tercermundista dónde cualquiera puede llegar a ser presidente: hasta un burro!!! Urge expectorar a Salas Arenas del JNE, le hace mucho daño a nuestra democracia, ojalá prospere el control político sobre este corrupto y mediocre personaje.
Hay una sola, serena e incontrovertible verdad, los comunistas no pueden tener espacio en la democracia peruana, régimen de libertades, porque busca instalar el totalitarismo. Para combatir los vicios del capitalismo, el mercantilismo, no se necesita ser de izquierda. El país, requiere partidos políticos bien constituidos, sin propietarios, sin delincuentes, ni aventureros, ni proterroristas. Pero, los congresistas se preocupan en llenarse los bolsillos y prolongar el NEGOCIAZO O FINANCIAMIENTO A LOS PARTIDOS.
Millones de soles que deberían ir a solucionar los problemas inmediatos de los sectores más pobres del país.
Ley General de Partidos Políticos los define como: entidades de interés público con personalidad jurídica y patrimonio propios, con registro legal ante el JNE y Organismos Públicos y que tienen como fin promover la participación del pueblo en la vida democrática, contribuir a la integración de los órganos de representación política y como organizaciones de ciudadanos, hacer posible el acceso de éstos al ejercicio del poder público.
ANTAURO, representa a un Christian Domínguez de la política???
Que sucede en nuestro país:
1. Todos los partidos y movimientos políticos en el Perú sufren una lamentable crisis de imagen y posicionamiento que se constata en el hecho de que los electores tienden a evaluarlos como la institución política que menos confianza les merece, incluso por debajo del Sistema Judicial y del Congresos de la República. Esto es como decir que los electores ven a los partidos o movimientos políticos como el peor eslabón del ecosistema político.
2. Esta crisis afecta por igual a los partidos tradicionales, y a los otros que recurren a: deportistas, artistas, bataclanas, cantantes, bailarinas, hermanos, hijos, cuñados, ahijados, amantes, amigos o amigotes, terrucos camuflados, o al común de los mortales para llenar el cupo de candidatos al parlamento, sin ton ni son. Son «gajes» del oficio, de los políticos tradicionales y de los nuevos, recurrir «a estas monedas sin valor» con el efecto de que los resultados electorales no pasen a ser marginales, y la tasa de defunción – 5 %- los desaparezcan luego de las próximas elecciónes.
3. El diagnostico del posicionamiento de los candidatos de la derecha es poco alentador-entre ellos se están matando y dejan correr sólo a ANTAURO, ya que en general se les atribuyen las siguientes debilidades y características negativas: 1) Son corruptos y poco transparentes, 2) Son centralizados y consecuentemente lentos para reaccionar, 3) Son cerrados y poco dispuestos a cooperar con individuos de otras organizaciones, 4) Están fuera de contacto con la ciudadanía ya que no les escuchan, y peor aún, no tienen capacidad ni intención de hacerlo, 5) Están carentes de ideología, valores, propuesta y apego a alguna tradición histórica o de papá, y 6) El pueblo ya no cree en sus promesas.
Pregunto ¿Dónde queda la lucha contra la corrupción y el narcotráfico? ¿Cuál es el reto de los partidos políticos? Dónde está el partido aprista? Porqué no fortalecen la imagen y el posicionamiento.? Este es un desafío que requiere ser pensado desde una perspectiva que trasciende el ámbito de una elección particular. En ese orden de ideas, bajo una aproximación de largo plazo, el branding de un partido político debe ser pensado como una trilogía entre ideología, simbología y emocionalidad. Consecuentemente, un partido debe ser percibido como una organización con un proyecto definido de país y una visión doctrinaria de cómo alcanzar ese ideal (Ideología), con una narrativa asociada a elementos únicos y diferenciadores (Simbología), y con una capacidad de interactuar y comunicarse orientada a movilizar a la ciudadanía (Emocionalidad).
Les sugiero una metodología sencilla de 7 pasos que se fundamenta sobre tres premisas:
a) Los partidos políticos del Siglo XXI tienen que ser mucho más abiertos a la interacción constante con la ciudadanía.
b) Los líderes de los partidos políticos tienen que entender la idea de rendición de cuentas como un hábito y no como un comportamiento ocasional.
c) Los partidos deben ser re-pensados como plataformas de organización y movilización permanente de la ciudadanía.
d) Gestar un esfuerzo de branding político, y definitivamente el más importante, es el de re-pensar la visión del partido. Este ejercicio debe respondernos “¿Cómo queremos ser percibidos como partido por la ciudadanía?”, y, “¿Cómo queremos que vean a nuestros líderes, representantes y militantes”?. Lo verdaderamente relevante de este primer paso, es que es un ejercicio que debe ser llevado adelante mediante un proceso de consulta abierto a cuatro grandes grupos: 1) líderes nacionales del partido, 2) líderes locales, 3) militantes y activistas, y finalmente 4) ciudadanos.
e) Construir una narrativa para el partido. La nueva pregunta estratégica a responder pasa a ser “¿Con cuáles temas clave queremos ser asociados?”. Todo partido tiene visiones, propuestas y posiciones para múltiples temas. Sin embargo, lo que queremos es que la ciudadanía sea capaz de relacionarnos con un cúmulo sencillo de ideas, relatos e historias. Este ejercicio creativo busca proyectar de forma simplificada nuestras principales creencias y propuestas de forma cohesionada, así como rasgos diferenciadores de nuestra historia y personalidad.
f) La revisión de la imagen y simbología del partido pasa a ser el paso más importantes. El logo, materiales impresos y digitales, y en general del diseño gráfico, deben ser re-evaluados de cara a asegurarse de que proyecten los valores, objetivos e ideas del partido. Un aspecto a ser considerado es el de extender la marca del partido vía el desarrollo de imágenes asociadas a segmentos particulares. Estamos hablando de desarrollar una imagen particular para los jóvenes, las mujeres, y otros grupos de alto interés para el partido. Dos aspectos adicionales a considerar son: 1) como esa imagen será encarnada y proyectada por los líderes y representantes del partido, y 2) como los ciudadanos pueden apropiarse de la marca y hacerla suya.
g) Estrategia: la re-definición de los segmentos con los que queremos comunicarnos. De entrada, debemos reconocer que no queremos hablar con todo el mundo, y además, que no queremos comunicar siempre el mismo mensaje a todos nuestros segmentos objetivo. Debemos planear nuestra comunicación estratégica en tres grandes targets, 1) Electores/Ciudadanos, concentrándonos en aquellos persuadibles de nuestra propuesta, 2) Militantes /Activistas/Simpatizantes, que tienen un nivel de interés superior en conocer en detalle nuestro trabajo político, y 3) Grupos de Interés (tales como asociaciones, gremios, sindicatos, etc.), que bien por su naturaleza pueden influir en el debate público. Un elemento clave a trabajar es en el fortalecimiento de comunidades internas al partido (ej. Mujeres del partido, jóvenes del partido, etc.) que pueden comunicarse de forma más natral y sostenible con esos segmentos clave definidos.
h) Los canales a ser utilizados: es perentorio trabajar en el desarrollo de un plan comunicacional integrado que fluya adecuadamente por medios tradicionales (Radio, TV, Prensa), y por nuevos medios (boletines electrónicos a ser distribuidos vía e-mail, websites, Facebook, Twitter, Instagram, Blogs, etc.). El énfasis en este punto debe estar en posicionar dos grandes ideas, 1) “estamos aquí para escuchar” y 2) “queremos que sepas todo lo que hacemos”. Consecuentemente, todos los canales deben estar pensados para incentivar que la ciudadanía interactúe con el partido. Igualmente, es vital re-pensar y fortalecer espacios de comunicación menos tradicionales en los que el partido “vaya a la gente” tales como asambleas ciudadanas, ferias del partido, la casa del partido, el partido en la calle, etc.
i) La adecuación de la estructura interna de comunicación es fundamental en el proceso de fortalecimiento del Branding de un partido político. Este paso tiene como objetivo proyectar dos grandes prioridades, 1) Que el partido está al día con las problemáticas y prioridades ciudadanas, y que tiene posiciones y propuestas, y 2) Que el partido y sus líderes están en la calle, escuchando y rindiendo cuentas de lo que ha hecho. En este orden de ideas, lo importante aquí es revisar que la comunicación institucional sea una proyección del posicionamiento deseado y por ello debemos re-evaluar la puesta en escena, frecuencia, interacción con periodistas y ciudadanos, etc.
Finalmente, construir espacios de organización y movilización. El nuevo partido del siglo XXI debe proyectar que la ciudadanía juega un verdadero rol clave en el accionar diario de esa nueva organización que queremos construir entre todos. Para ello debe brindar mayores (y más fáciles) oportunidades para que la ciudadanía 1) interactúe más fácilmente con líderes del partido, así como con otros simpatizantes, activistas y militantes, 2), sea consultada y presente sus propuestas e ideas, 3) participe de actividades (incluyendo las digitales) del partido, y 4) organice actividades en nombre del partido (con la debida guiatura). Hoy los partido políticos deben ser pensado como una organización en campaña permanente donde los ciudadanos entiendan inmediatamente que se les está pidiendo que hagan algo, y entiendan específicamente cuales son todas sus oportunidades de participación y movilización.
El dilema de los partidos y los lideres políticos es un problema tonto, cada partido tiene una cosmogonía, un contexto y una tradición histórica que obliga a que cada caso sea pensado como un caso único en sí mismo. El reto está abierto para todos los partidos y movimientos políticos que comprendan que el reto pasa por ser más cercanos e interactivos, más transparentes, más disciplinados en su mensaje, y más consistentes en su accionar político. Sólo hay que hacerlo.
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