Cuarentena

Miedo.

Eso es lo que nos une ahora como seres racionales que somos, miedo. No más las salidas, no más el dinero, las ideas o incluso un porvenir. Miedo, la emoción más antigua del ser humano (y la más útil muchas veces) ha tomado nuestras cabezas de una forma inesperada. Si algo de todo lo que voy a decir es cierto, es que el mundo, ya no volverá a ser como antes.

La gente tiene pánico y la poca «musicalidad» que hay ahora en el mundo no está hecha para tí… Sino, contra tí. En los mercados se hacen colas inmensas por un poco de ajo y aunque algunos productos hayan bajado su valor debido al precio del petróleo, por alguna razón, escasean.

También existe algo que habíamos olvidado y que ahora parece tomar más importancia, la propia naturaleza. Vemos florecer en donde solo había tierra baldía y delfines en donde las aguas estaban contaminadas, ríos retornando su aspecto cristalino y un cielo más azul y más callado.

Pero también extrañamos cosas, que nos hacen ser verdaderamente humanos.

Un abrazo.

Un apretón de manos.

Una reunión.

O un simple beso.

Cosas que no pueden tener equivalente en joyas, ropa o muebles. Cosas tan caras que no se pagan con dinero, sino con humanidad. Y aunque suene fácil tener humanidad para pagarlas, no es algo que todos poseen hoy en día. ¿O quizá si?.

Ya nadie hace caso de rencillas que ocurrieron hace mucho, nos llamamos para disculparnos por cosas que pudieron pasar en el pasado y buscamos aislarnos en un presente para poder ver un futuro.

Sí, el mundo ya no volverá a ser el mismo. Y es mejor que sea así.