Extrarealidades

¿Creó realmente Jesús una Iglesia cuando conversó con Pedro y sus discipulos?

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Es importante analizar qué fue lo que realmente le dijo Jesús a Pedro después de que éste último le confesara que para él, Jesús era el hijo de Dios. Como bien se indica en el subtitulo: Jesús ya conocía muy bien a Pedro, al punto que le profetizaría en la última cena que lo llegaría a negar tres veces, y sin embargo resulta extraño que aún así lo pusiera como el pilar de su Iglesia, según lo que narra el Capitulo 16, versículos 13-20 del evangelio de Mateo que dice textualmente: “… ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre? Y ellos dijeron: Unos que Juan el Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o alguno de los profetas. Y les dijo: Y vosotros, ¿Quién decís que soy yo?. Y le replicó Simón Pedro. Tu eres el Cristo, el Hijo del Dios vivo.

Y Jesús contestándole, le dijo: Dichoso eres, Simón, hijo de Jonás, porque ni carne ni sangre te lo descubrieron, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo te digo que tu eres Pedro, y sobre esta piedra construiré mi Iglesia, y las puertas del infierno no podrán contra ella.

«Te daré las llaves del reino de los cielos, y lo que atares sobre la tierra será atado en los cielos, y lo que soltares sobre la tierra será suelto en los cielos«. Entonces ordenó a los discípulos que no dijesen a nadie que él era el Cristo.

Recordemos que en el Concilio de Nicea, que duró de mayo del año 325 a noviembre del 326, fue en donde se comenzó la recopilación oficial de los libros que integrarían la Biblia cristiana, lamentablemente los evangelios que integran el nuevo testamento de la Biblia no fueron escritos contemporáneamente a la época de Jesús, sino varios años después; en el caso del evangelio de Mateo se ha logrado deducir que habría sido escrito entre los años 50 y 70 de nuestra Era, por tanto no se trata de algo escrito contemporáneamente a la época de Jesús, sino que habría sido algo escrito en base a tradiciones y relatos orales.

De otro lado, en el Concilio de Nicea, convocado por el emperador Constantino, éste encargó al obispo Eusebio de Cesarea que hiciera la recopilación de “una colección uniforme de nuevas escrituras”, y siguiendo Eusebio ciertas indicaciones del propio emperador Constantino, Eusebio habría intervenido incluso en la redacción de varios de los textos, lo cual TAMBIEN CONTRIBUYE a eliminar toda certeza respecto de la fidelidad del contenido de dichos textos con lo expresado realmente por Jesús durante su ministerio.

Sin embargo, Gracias a la información que proporciona “El libro de Urantia” libro que fue canalizado en Estados Unidos de Norteamérica y que fue publicado en inglés en 1955, es posible tener conocimiento de lo que realmente conversaron Jesús, Pedro y sus discípulos, y también qué fue lo que realmente mencionó Jesús luego de que sus apóstoles le confesaran que estaban de acuerdo con lo que Pedro había expresado de que Jesús era el hijo del Dios viviente, lo cual se encuentra transcrito en la parte IV del libro (“La vida y las enseñanzas de Jesús”) en el documento 157 (“En Cesarea de Filipo”), en el capítulo 4: “La conversación sobre el reino” página 1747:

Después de compartir el almuerzo y de discutir los planes para la gira venidera de la Decápolis, Jesús inesperadamente fijó en ellos la mirada diciendo: ”Ya que ha pasado un día entero desde que estuvisteis de acuerdo con la declaración de Simón Pedro sobre la identidad del hijo del hombre, deseo preguntaros si vuestra decisión aún es la misma”. Al oír esto, los doce se pusieron de pie y Simón Pedro, adelantándose unos pocos pasos hacia Jesús, dijo: “Sí, Maestro, Sí. Creemos que tú eres el Hijo del Dios viviente”: Y enseguida Pedro se sentó con sus hermanos.

Jesús, aún de pie, dijo entonces a los doce: “Sois mis embajadores elegidos, pero sé que, en estas circunstancias, no podéis basar esta creencia en un simple conocimiento humano. Ésta es una revelación del espíritu de mi Padre a vuestra alma más íntima. Así pues, al hacer vosotros esta confesión por el e

ntendimiento del espíritu de mi Padre que reside en vosotros, me veo llevado a declarar que sobre estos cimientos construiré yo la hermandad del reino del cielo. Sobre esta roca de realidad espiritual construiré el templo viviente de la hermandad espiritual en las realidades eternas del reino de mi Padre».

«Ninguna fuerza del mal, ninguna hueste del pecado podrá prevalecer contra esta fraternidad humana del espíritu divino. Aunque el espíritu de mi Padre por siempre será la guía divina y el mentor de todos los que abrazan el vínculo de la hermandad espiritual, a vosotros y a vuestros sucesores entrego yo ahora las llaves del reino exterior –la autoridad sobre las cosas temporales- las características sociales y económicas de ésta asociación de hombres y mujeres, como hermanos en el reino”. Nuevamente les ordenó que por el momento no dijeran a ningún hombre que él era el Hijo de Dios.

En Conclusión: Jesús NO CREO NINGUNA IGLESIA, y TAMPOCO MARGINO A LA MUJER de la fraternidad espiritual que estaba creando.

Para mayor información, “URANTIA” es el nombre con el cual en el cosmos se denomina a éste planeta al que llamamos “Tierra”, y “El libro de Urantia” (que vendría a ser el libro de éste planeta que habitamos) en sus cuatro partes, es una recopilación de documentos que fueron canalizados por personalidades superiores del cosmos y que tratan sobre el Universo central, los superuniversos, el universo local, la historia de nuestro planeta Urantia y la vida y enseñanzas de Jesus; específicamente la cuarta parte del libro, que  es la parte denominada “La vida y las enseñanzas de Jesús” es una colección de documentos que fue auspiciada por una comisión de doce seres intermedios de Urantia que actuaron bajo la supervisión de un director Melquisedek. Según el propio libro “La base de esta narrativa provino de un ser intermedio secundario a quien cierta vez fue encomendada la vigilancia y custodia superhumana de el Apóstol Andres”.

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