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Perú no puede dar un salto al vació con  el comunismo

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«Pedro Castillo, sería una catástrofe para el país, el fujimorismo se merece una segunda oportunidad. La sombra del comunismo, antes de las elecciones generales nos golpea los bolsillos, hace que el dólar se dispare, muchos productos e insumos son importados a precio dólar y ello altera los precios de mercado, entre ellos el pan, pollo, aceite, los combustibles, gas y otros. Esto, recién empieza”.

Parece que nuestro mal no tiene vacunas ni remedio, cada cinco años estamos en lo mismo. En 1990, el “chino desconocido” Alberto Fujimori-que arrolló en las urnas a Mario Vargas Llosa- resultó su tabla de salvación para muchos que hoy se hacen los hueveras; gobernó para la derecha, pero repartió prebendas entre los más pobres, asegurándose su fidelidad. Su control sobre el electorado evitó más elecciones incómodas para la alta burguesía.

El Perú una vez más se divide, entre el covid-19 que representa Pedro Castillo, de Patria Roja y el cáncer que representa Keiko Fujimori, de Fuerza Popular. Salga quien salga estas divisiones continuarán, porque los peruanos no pensamos como sociedad ni cómo podemos sanar estas profundas heridas. El covid-19 tiene solo  vacunas, el cáncer a tiempo se cura: Las batallas son por la memoria, por la manera en que entendemos el pasado y la forma en que este repercute en el presente.

No se trata de meter miedo contra un posible gobierno de izquierda, sino de la toma del poder de Sendero Luminoso a través de Perú Libre. Pedro Castillo, solo es una ficha para tal cometido, rodeado de terroristas, activistas y asesores sentenciados, como:

  1. Juan Orlando Chávez Díaz (preso 25 años por terrorismo miembro socorro popular)
  2. Oswaldo Esquivel Caicho (preso 20 años pelotón de aniquilamiento)
  3. Alex Chamán Portugal (sentenciado a 20 años integrante de Socorro Popular)
  4. Ciro Cesar Tito Rojas, presidente del CONARE MOVADEF
  5. Efraín Condori, sentenciado por apología al terrorismo 10 años
  6. Zenón Pantoja, secretario del MOVADEF
  7. Ciro Cayata, miembro de Sendero Luminoso
  8. Mery Inés Coyla Ramírez, integrante del MOVADEF

NO ES TERRUQUEO, ES TERRORISMO, ASI DE CLARO Y LES DUELA  A LOS “ROJETES” ASOLAPADOS QUE ESPERAN SU OPORTUNIDAD PARA PRENDER EL  COCHE BOMBA. Y COMO COBARDES AGAZAPADOS  DISPARAN EN LAS  REDES, NO ENTIENDEN  QUE SENDERO LUMINOSO  FUE DERROTADO MILITARMENTE. QUE NO HUBO  GUERRA IDEOLOGICA NI POLITICA.

Son los “terrucos” que nos “jodieron” en la década de los ochenta, donde  más de medio millón de peruanos se fugaron del país por temor, y no se sabía quién era quien porque en nuestro país no se podía vivir -tal como es Venezuela hoy- éramos un país sin futuro, con apagones,  un país estatizado con una economía manejada por el Estado, tal como el plan del gobierno que promete Pedro Castillo, con ideas  fracasadas en Cuba, Venezuela, Argentina, Nicaragua, Ecuador, etc. Con tal de tragarse nuestras reservas internacionales (que ni las entienden) los ahorros y riquezas que tanto nos costó generar, hasta empobrecernos a todos, menos a la cúpula y áulicos de palacio.

Estas elecciones fragmentadas nos ponen a todos al desnudo frente a un espejo, mostrándonos tal como somos y sin cirugía, con todos los problemas irresueltos que tenemos: la corrupción a toda escala, el control de los medios de comunicación y encuestadoras mafiosas, la politiquería, que están volviendo a ponerse en evidencia, que apuestan por un gobierno oscuro, con tal de conservar sus privilegios. Un ejemplo, la conducta  ambigua  y calculadora del economista Hernando de Soto, Gustavo Gorriti, Veronika  Mendoza,  dejan mucho que desear.

Las batallas son por la amnesia de nuestra memoria, por la manera en que entendemos el pasado y la forma en que este repercute en el presente. Batallas son también las que se dan en las calles, donde se manifiestan diferentes colectivos, así como el masivo descontento expresado en movilizaciones por la falta de oportunidades, explotación a la clase trabajadora, cierre de pequeñas y medias y pequeñas  empresas por la pandemia, quiebra de emprendedores y las mayorías de peruanos olvidados en la pandemia.

Batalla es contra la vuelta de la constitución del 79 que decía “todo lo hacía el Estado y que los privados no podían participar de la economía”; en consecuencia, todas las empresas eran del Estado: bancos, eléctricas, telecomunicaciones, agrícolas, industriales, pesca, líneas aéreas, etc, los peruanos  vivimos en carne propia la ineficiencia de una economía manejada por el Estado, la escasez, colas y apagones no es cuento. La batalla, es para no volver al pasado de un país con muchas restricciones y sin oportunidades: Esto ya lo hemos vividos.

A pesar de todo, hemos perdido diez años de continuo crecimiento, seguro que no llegaba a las zonas más pobres del país, que se perdían 15 mil millones al año en la corrupción.  Que los peruanos ya lo sabíamos, lo toleramos  y no hicimos nada. Mi pregunta hoy es si DAMOS UN SALTO AL VACIO o LE DAMOS UNA SEGUNDA OPORTUNIDAD AL FUJIMORISMO.  No es para pensarlo dos veces, es la mejor manera de fortalecer nuestra débil democracia, que no ha durado nunca más de 12 años seguidos. Vamos en diez.

 

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