ARGENTINA: Es el MOMENTO de VENCER el MIEDO

Argentina siempre fue un referente en América Latina, destino de grandes olas migratorias a lo largo del siglo pasado. La Unión Cívica Radical y el Justicialismo fueron en el tiempo, los dos grandes partidos políticos que organizaron a las clases medias en un primer momento (UCR) y al movimiento obrero posteriormente con la hegemonía del sindicalismo peronista bajo el influjo de un líder carismático como  lo fue el General Juan Domingo Perón.

El Justicialismo fue la expresión más cabal de un partido de masas, carente de una ideología definida; lo  que hizo posible que militaran en sus filas ciudadanos con visiones políticas disímiles, desde la derecha hasta la extrema izquierda influenciada por la Revolución Cubana y el liderazgo de Ernesto Guevara.

En el Justicialismo  tenían lugar voces discrepantes que creían firmemente en la lucha armada y que no dudaron en desarrollar acciones terroristas incluso durante los gobiernos de Héctor Cámpora, Juan Domingo Perón e Isabel Martínez. El largo exilio de Perón, su retorno en 1972, el breve gobierno de Cámpora, la elección de Perón por tercera vez, su muerte unos meses después, forman parte de un período signado por la inestabilidad y la violencia política.

La dictadura militar instaurada en marzo de 1976 optó por la represión en un etapa en la que los Estados Unidos no dudaba en apoyar dictaduras militares en la región, dispuestas a poner fin a los extremismos de izquierda. Chile, Brasil, Argentina, Uruguay, Bolivia, Paraguay y Perú eran gobernados por dictaduras militares.

Dictadura militar responsable del fracaso en la Guerra de las Malvinas

La dictadura militar fue la responsable del fracaso en la Guerra de las Malvinas; los militares en el poder optaron por una medida supuestamente nacionalista y de reinvicación histórica, sin importarles el sacrificio de sus tropas y el desenlace de una guerra que afirmó el poderío bélico del Reino Unido y puso al descubierto la vocación pro británica de Chile. El retorno a la democracia en 1983 fue un hito histórico, el liderazgo de Raúl Alfonsín significaba un hálito de esperanza para un pueblo que comprendió el valor de la libertad, pero que a la par denostaba la violencia política desde el Estado o accionada por los grupos terroristas de extrema izquierda o derecha. Argentina en democracia, logró institucionalizar un país sometido al miedo y al terror.

La democracia necesita ser defendida. Hoy cuarenta años después del retorno a la democracia; Argentina está al borde del abismo. La pobreza, el desempleo, la indigencia, el servicio de la deuda externa habitualmente incumplido; ponen al país en una situación de desesperanza. No basta ser Campeón del Mundo, más allá de la victorias deportivas; un país con 45 millones de habitantes necesita un cambio de rumbo. Sergio Massa y Javier Milei compiten en la segunda vuelta electoral, luego de haber sido protagonistas de un debate decisivo hace pocos días. Sergio Massa es el candidato de Cristina Fernández, es el candidato de un peronismo evocador de un caudillo militar que sentó las bases de un movimiento popular; que nunca llegó a deslindar con  el corporativismo fascista de Benito Mussolini y que en su momento fue muy complaciente con el ingreso a territorio argentino de líderes del nacionalsocialismo alemán, una vez finalizada la Segunda Guerra Mundial.

El «peronismo histórico» ha dado paso al «kitchnerismo» y Massa tiene el apoyo del Foro de Sao Paulo

El peronismo tiene un lugar en la historia, como el gran partido de masas que ilusionó a los argentinos a mediados del siglo pasado, que sufrió los embates de la proscripción política durante largos años y que despidió a su líder en «olor de multitud». Hoy no se trata de Perón o de Evita, actualmente el «peronismo histórico» ha dado paso al «kitchnerismo» que está distante del Justicialismo auroral, que deplora a Carlos Menem y el Plan de Convertibilidad de los noventa y que forma parte del Foro de Sao Paulo. Sergio Massa como «superministro» virtualnente gobierna Argentina y utiliza el erario nacional para entregar dinero a los electores bajo la modalidad de bonos o transferencias monetarias. Sergio Massa tiene el apoyo de todo el aparato estatal, del sindicalismo peronista clientelar y burocratizado y por cierto la asesoría y apoyo del PT de Brasil, de Lula, de López Obrador y del cuestionado Pedro Sánchez.

La ausencia de Cristina Fernández y del presidente Alberto Fernández en la campaña, son parte de una estrategía; por ello Sergio Massa en el debate presidencial insistió en que se trataba de «él o Javier Milei». El ministro Massa es astuto, no duda en mentir, oculta cifras y resultados de su gestión, como a la vez es simplemente el operador de «Cristina y Alberto». Javier Milei, como economista y liberal, ha desarrollado un discurso economicista en extremo, demostrando en el debate que su formación en  otras materias no es lo suficientemente sólida.

Massa representa el continuismo y populismo irresponsable

Sergio Massa no logró demoler políticamente a Milei, sin embargo más allá de la audiencia y el impacto que haya tenido el debate; lo cierto es que el liderazgo político de Milei hoy marca la agenda política latinoamericana. Sergio Massa representa el continuismo, representa el populismo irresponsable, dispendioso, que no crea riqueza, que aumenta el gasto público de manera ilimitada. La demagogía, la fácil promesa, sólo genera falsas expectátivas en un pueblo que acepta que el Estado tenga un papel hegemónico en la economía . El peronismo debe renovarse, sigue siendo un partido sin una ideología definida, asistencialista y sobre todo marcado por la corrupción.

Cristina Fernández condenada por tribunales

Cristina Fernández ha sido condenada por los tribunales de justicia; por cierto que Sergio Massa en el gobierno la protegería y apostaría por la impunidad. Javier Milei debe comprender que necesita forjar una coalición política, que tenga su primer acto relevante el domingo 19 de noviembre, defendiendo el voto y la transparencia electoral en las más de ciento cuarenta mil mesas de sufragio.

Argentina necesita insertarse mejor en la economía internacional,  con Brasil y América Latina por un lado, como a la par con EEUU, la Unión Europea y el Asia. El crecimiento económico debe reposar en la estabilidad macroeconómica, el equilibrio fiscal e inflación no mayor al 3% anual. La pobreza no se reduce por decreto o por un mandato imperativo; sino con tasas sostenidas de crecimiento e inversión en el largo plazo. Javier Milei más allá de cualquier estridencia,  puede y merece ser presidente de Argentina. Es el momento de vencer al miedo.

Lima, 17 de noviembre 2023.