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Vargas Llosa y “La llamada de la Tribu”
¿La llamada de la tribu” es la autobiografía de nuestro premio nobel de Literatura Mario Vargas Llosa? ¿O es un poco de “agüita de Ña Pancha” para lavar la cara de funcionarios y empresarios corruptos para asegurar monopolios y explotar a los trabajadores? ¿O la novela- tal como lo dice Roque Benavides- que Vargas Llosa es un buen escritor, pero un desastre en la política? ¿Que nos puede ofrecer el peor político de los últimos años del Perú, que junto a sus secuaces –los liberales- son asépticos y cautelosos en sus propias propuestas y reformas graduales?
Por lo menos el sobrino de “La Tía Julia”, a los 81 años no para de escribir, señala que “Nunca habría escrito este libro si no hubiera leído, hace más de veinte años, To the Finland Station, de Edmund Wilson». Este fascinante ensayo relata la evolución de la idea socialista desde el instante en que el historiador francés Jules Michelet, intrigado por una cita, se puso a aprender italiano para leer a Giambattista Vico, hasta la llegada de Lenin a la estación de Finlandia, en San Petersburgo, el 3 de abril de 1917, para dirigir la Revolución rusa. Me vino entonces la idea de un libro que hiciera por el liberalismo lo que había hecho el crítico norteamericano por el socialismo: un ensayo que, arrancando en el pueblecito escocés de Kirkcaldy con el nacimiento de Adam Smith en 1723, relatara la evolución de las ideas liberales a través de sus principales exponentes y los acontecimientos históricos y sociales que las hicieron expandirse por el mundo.
Aunque lejos de aquel modelo, éste es el remoto origen de La llamada de la tribu, su propia historia intelectual y política, el recorrido que fue llevando, desde su juventud impregnada de marxismo y existencialismo sartreano, al liberalismo de su madurez, pasando por la revalorización de la democracia a la que le ayudaron las lecturas de escritores como Albert Camus, George Orwell y Arthur Koestler. Me le fueron empujando luego, hacia el liberalismo, ciertas experiencias políticas y, sobre todo, las ideas de los siete autores a los que están dedicadas estas páginas: Adam Smith, José Ortega y Gasset, Friedrich von Hayek, Karl Popper, Isaiah Berlin, Raymond Aron y Jean-François Revel.
Mejor dicho, con este libro quisiera contribuir con un granito de arena a esa indispensable tarea «La doctrina liberal ha representado desde sus orígenes las formas más avanzadas de la cultura democrática y lo que más nos ha ido defendiendo de la inextinguible «llamada de la tribu».
¿Y cuál es la diferencia entre La llamada de la tribu y otros libros como El pez en el agua? La verdad es que aquí el protagonismo no lo tienen las vivencias del autor, sino las lecturas que moldearon su forma de pensar y de ver el mundo en los últimos cincuenta años. En Nobel peruano ha hecho una cartografía de los pensadores liberales que le ayudaron a desarrollar un nuevo cuerpo de ideas después del gran trauma ideológico que supuso, por un lado, el desencanto con la Revolución Cubana, que al final le fueron al autor de enorme ayuda durante aquellos años de desazón, mostrándole otra tradición de pensamiento que privilegiaba al individuo frente a la tribu, la nación, la clase o el partido, y que defendía la libertad de expresión como valor fundamental para el ejercicio de la democracia.
Vargas Llosa regresa al género de ensayo con siete personales retratos a sus tantos otros pensadores de referencia. En cada uno de estos mini-ensayos, con su efectividad narrativa habitual, el Nobel peruano nos aproxima algunas de las pinceladas de sus vidas y sus principales contribuciones al campo de la economía y la libertad. No creo que sea una pendejada o fantasía de Mario Vargas Llosa, este libro puede leerse como una atractiva introducción al liberalismo, destruido por los malditos liberales.